Adiós a mi excompañero, el Diputado Nacional D. Joaquín Calomarde.

Esta tarde abrí el correo electrónico y me llegó una alerta del Centro Democrático Liberal, cada vez menos frecuentes por cierto.  
 
Suelen obedecer a referencias curriculares de excompañeros, no obstante ésta era una nota luctuosa que informaba del fallecimiento del político y ensayista D. Joaquín Calomarde. Sí, aquel que se apellidaba igual que el de la bofetada, de lo cual se sentía muy orgulloso. 
Desenvolvió una carrera tan fructífera como polémica en un Partido Popular pletórico pero implacable con los que disentían del coreligionarismo oficial. Por eso acabó rompiendo la disciplina de voto en el Congreso, algo inaudito, y se dio de baja allá por 2007.

Estaba yo absorto pergeñando un artículo de prensa. La ventana pintaba una gris tarde de febrero, cuando me impactó el tono agresivo de mi móvil. Me apresuré a descolgar puesto que se trataba del Presidente Nacional, Manuel Alonso. 

Me telefoneaba para comunicarme que me convocaría en breve a un Comité Ejecutivo Nacional del C.D.L con el objeto de nombrarme oficialmente Portavoz por Galicia, lo cual le agradecí. Pero además me reveló una gran noticia, acababa de fichar a Joaquín Calomarde. 

- ¿El Diputado del PP? Pregunté impresionado. 

Con la incorporación de Calomarde experimentábamos un salto cualitativo espectacular.  

El 14 de Marzo de 2009 me presenté en Madrid y allí se hallaba aquel flamante nuevo afiliado; expectante y aparentemente ilusionado. Evidentemente, como no podía ser de otro modo, fue elegido Vicepresidente del partido ipso facto y justo a continuación levantó su mano en su primera decisión para nominarme a mí portavoz por Galicia.

Luego ya no hubo más unanimidad en el Comité, Debatíamos la comparecencia y la elección del candidato a las Elecciones Europeas de 2009. Calomarde y yo navegamos juntos esa travesía en la elección de la que creíamos mejor estrategia y sobre todo del que considerábamos mejor candidato.  ¡Perdimos por cierto!, y con nosotros el partido, porque la experiencia "Europeas 2009" resultó una auténtica catástrofe.    

El Sr. Calomarde apenas participó de aquel despropósito y creo que ese estrepitoso fracaso prediseñado dictaminó su abandono pocos meses después. 

No obstante, en la distancia, aun mantuvimos alguna aislada pero cordial conversación telefónica, al menos hasta 2011.   
Atesoraba una foto de aquel comité pero la perdí en un borrado trágico de datos. Lo mismo le sucedió a muchos de mis compañeros. ¿Un meigallo?

Bueno no pasa nada, conservo la imagen de aquel caballero distinguido en mi mente. Hablamos mucho durante el almuerzo, yo de mi hermosa mujer y él de la luna de Valencia.  Los conversaciones fuera del ruedo son así de insustanciales, ¡o lo contrario! que diría el filósofo D. Joaquín Calomarde. Un hombre que reflejaba en su mirada la luz de un cuadro de Sorolla pero una cierta tristeza melancólica, la de aquel que se sabe roca entre el azote de las mareas de la incomprensión. 

Gracias por tus intervenciones en mi partido, grandes lecciones dignas de un maestro, un excelso catedrático de educación.     

Descanse en Paz. D. Joaquín Calomarde.   

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